miércoles, 28 de mayo de 2008

El hombre y la culebra...




Un hombre, pasando por un monte, encontró una culebra que ciertos pastores habían atado al tronco de un árbol, y, compadeciéndose de ella, la soltó y calentó.
Recobrada su fuerza y libertad, la culebra se volvió contra el hombre y se enroscó fuertemente en su cuello.
El hombre, sorprendido, le dijo:
- ¿Qué haces? ¿Por qué me pagas tan mal?
Y ella respondió:
- No hago sino obedecer las leyes de mi instinto.
Entretanto pasó una raposa, a la que los litigantes eligieron por juez de la contienda.
- Mal podría juzgar - exclamó la zorra -, lo que mis ojos no vieron desde el comienzo. Hay que reconstruir los hechos.
Entonces el hombre ató a la serpiente, y la zorra, después de comprobar lo sucedido, pronunció su fallo.
- Ahora tú - dirigiéndose al hombre, le dijo -: no te dejes llevar por corazonadas, y tú - añadió, dirigiéndose a la serpiente -, si puedes escapar, vete.

Atajar al principio el mal, procura;
si llega a echar raíz, tarde se cura.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

interesante post, paso a saludarte y esperar que te haya ido fenomenal con calamaro, abrazos

Kraichek dijo...

lo que nos diferencia de los animales es que podemos meditar, y no dejarnos guiar por los impulsos, a veces es jodido y cuenta mucho...
pero somos grandes y tenemos multitudes que nos esperan...