sábado, 10 de diciembre de 2011

Manhattan...

De nuevo sin palabras... 

Letra original:

They sentenced me to twenty years of boredom
For trying to change the system from within
I'm coming now I'm coming to reward them
First we take Manhattan, then we take Berlin
I'm guided by a signal in the heavens
I'm guided by this birthmark on my skin
I'm guided by the beauty of our weapons
First we take Manhattan, then we take Berlin
I'd really like to live beside you, baby
I love your body and your spirit and your clothes
But you see that line there moving through the station?
I told you I told you I told you I was one of those
You loved me as a loser
But now you're worried that I just might win
You know the way to stop me
But you don't have the discipline
How many nights I prayed for this:
to let my work begin
First we take Manhattan, then we take Berlin
I don't like your fashion business, mister
And I don't like these drugs
that keep you thin
I don't like what happened to your sister
First we take Manhattan, then we take Berlin
And thank you for those items that you sent me
The monkey and the plywood violin
I practiced every night and now I'm ready
First we take Manhattan, then we take Berlin
Remember me, I used to live for music
Remember me,
I brought your groceries in
It's Father's Day and everybody's wounded
First we take Manhattan, then we take Berlin




Traducción:

Me sentenciaron a veinte años de aburrimiento.
Por intentar cambiar el sistema desde dentro.
Ahora vengo, vengo a recompensarlos.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.
Camino guiado por una señal del cielo.
Camino guiado por ésta marca de nacimiento en mi piel.
Camino guiado por la belleza de nuestras armas.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.
Realmente me gusta vivir a tu lado, cariño.
Amo tu cuerpo, y tu espíritu, y tu ropa.
Pero, ¿puedes ver esa fila moviéndose en la estación?
Te dije, te dije, te dije que yo era uno de esos.
Me amaste como a un perdedor.
Pero ahora estás preocupada porque he ganado.
Sabes como detenerme.
Pero no tienes la disciplina para hacerlo.
Cuantas noches recé por ésto:
dejar que mi trabajo comenzara.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.
No me gustan sus negocios de moda, señor.
Y no me gustan esas drogas
que os mantienen delgados.
No me gusta lo que le ha sucedido a su hermana.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.
Y gracias por esos artículos que me ha enviado.
El mono y el violín de madera contrachapada.
He practicado cada noche, y ya estoy preparado.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.
Recuérdame, solía vivir para la música.
Recuérdame,
le gané a tus tiendas de supermercados.
Es el día del padre, y todo el mundo está herido.
Primero tomaremos Manhattan. Luego, Berlín.

martes, 6 de diciembre de 2011

The future.

Increible....

Casí 4 años después...

"Cuando vi donde vivías se me cayó el alma a los pies". Esta frase dicha por un buen amigo refiriéndose a un pequeña habitación de apenas 15 m2  donde yo residí durante casi un año en 2008 me dio que pensar...



31 de Julio de 2008, mi pequeño mundo se derrumbó. Empezó la aventura de tener que buscarme la vida. Empaqué en bolsas de basura mis recuerdos, mis vivencias, mi ropa, mis libros, mis discos...me consolé pensando que tenía trabajo, un buen trabajo... y pensé que todo era cuestión de tiempo...

...Y Efectivamente fue cuestión de tiempo quedarme sin trabajo, y lo que es peor sin expectativas de poder conseguir uno... me derrumbé. Se sucedieron las mudanzas... Bétera, mi zulo de 15m2 donde viví casí un año, el piso de Cortes Valencianas, de nuevo Bétera, Eduardo Boscá, Alboraya...y mi recién estrenado apartamento parisino cómo lo denominó el bueno de Fabi. Si las cuentas no me fallan son 7 mudanzas en 4 años... todo un experto. Si señor.

La incertitumbre pasó. También las noches en vela.
Sólo yo, únicamente yo,  sé lo que he vivido, lo que he sufrido y lo que he llorado. Pero no me olvido de vosotros. No olvido a los que siempre estuvisteis ahí. PERO tampoco olvidaré nunca, a los que se pusieron de perfil. A los que hicieron como que no sabían o no podían hacer nada... para bien o para mal, tampoco nunca podré olvidaros.

Y me ha costado  casi 4 años volver a disponer de un espacio -propio- mínimamente decente donde poder seguir atrincherado para continuar luchando.

Y Tú eres lo mejor que me ha pasado en estos 4 años.



 


domingo, 4 de diciembre de 2011

domingo, 20 de noviembre de 2011

Elecciones 20N


     Y si, necesitamos un gobierno que  no nos mienta, un gobierno que siempre nos diga  la verdad. Unos dirigentes responsables, diligentes, honestos… Políticos que más allá de sus ambiciones personales, su ideología y sus valores sepan pensar en el interés general.
En el drama de más de 5 millones de parados.  Por desgracia, intuyo que todo cambiará para quedarse como está.

Han pasado 4 años desde la última vez, CUATRO años en los que pasamos de la barra libre... a la resaca, y ahora parece que nos van a obligar a pagar las copas...

Hemos perdido trabajos, esperanzas, nivel de vida, y toca VOTAR para poder castigar a quienes no supieron -en el mejor de las casos- bien por incompetencia o desconocimiento, o , en el peor de los casos, por desidia  gestionar de manera razonable nuestra economía.

No supieron, se rodearon de incompetentes, y pensaron que dirigir un país se aprendía en dos o tres tardes. Eso si... con TALANTE. Y ¿crisis? ¿quien dijo crisis? ¿y los brotes verdes? ¿Y no llegaremos a los 4 millones de parados?... Corbacho dixit.
A la vista están los resultados. Pero ellos no sufrirán las consecuencias. Ellos conservarán sus teléfonos, sus casas, sus coches, sus ingresos y su estatus....

Y seremos otros, los que tendremos que seguir levantándonos, cómo cada día,  a las 7 de la mañana para sacar esto adelante. Si no nos tiran a la calle...

Descansen en paz. Os deseo 100 años de soledad. Sinvergüenzas.

lunes, 22 de agosto de 2011

Sobre imbéciles y malvados. - APR-

Sobre imbéciles y malvados





No quiero, señor presidente, que se quite de en medio sin dedicarle un recuerdo con marca de la casa. En esta España desmemoriada e infeliz estamos acostumbrados a que la gente se vaya de rositas después del estropicio. No es su caso, pues llevan tiempo diciéndole de todo menos guapo. Hasta sus más conspicuos sicarios a sueldo o por la cara, esos golfos oportunistas -gentuza vomitada por la política que ejerce ahora de tertuliana o periodista sin haberse duchado- que babeaban haciéndole succiones entusiastas, dicen si te he visto no me acuerdo mientras acuden, como suelen, en auxilio del vencedor, sea quien sea. Esto de hoy también toca esa tecla, aunque ningún lector habitual lo tomará por lanzada a moro muerto. Si me permite cierta chulería retrospectiva, señor presidente, lo mío es de mucho antes. Ya le llamé imbécil en esta misma página el 23 de diciembre de 2007, en un artículo que terminaba: «Más miedo me da un imbécil que un malvado». Pero tampoco hacía falta ser profeta, oiga. Bastaba con observarle la sonrisa, sabiendo que, con dedicación y ejercicio, un imbécil puede convertirse en el peor de los malvados. Precisamente por imbécil.

Agradezco muchos de sus esfuerzos. Casi todas las intenciones y algunos logros me hicieron creer que algo sacaríamos en limpio. Pienso en la ampliación de los derechos sociales, el freno a la mafia conservadora y trincona en materia de educación escolar, los esfuerzos por dignificar el papel social de la mujer y su defensa frente a la violencia machista, la reivindicación de los derechos de los homosexuales o el reconocimiento de la memoria debida a las víctimas de la Guerra Civil. Incluso su campaña para acabar con el terrorismo vasco, señor presidente, merece más elogios de los que dejan oír las protestas de la derecha radical. El problema es que buena parte del trabajo a realizar, que por lo delicado habría correspondido a personas de talla intelectual y solvencia política, lo puso usted, con la ligereza formal que caracterizó sus siete años de gobierno, en manos de una pandilla de irresponsables de ambos sexos: demagogos cantamañanas y frívolas tontas del culo que, como usted mismo, no leyeron un libro jamás. Eso, cuando no en sinvergüenzas que, pese a que su competencia los hacía conscientes de lo real y lo justo, secundaron, sumisos, auténticos disparates. Y así, rodeado de esa corte de esbirros, cobardes y analfabetos, vivió usted su Disneylandia durante dos legislaturas en las que corrompió muchas causas nobles, hizo imposibles otras, y con la soberbia del rey desnudo llegó a creer que la mayor parte de los españoles -y españolas, que añadirían sus Bibianas y sus Leires- somos tan gilipollas como usted. Lo que no le recrimino del todo; pues en las últimas elecciones, con toda España sabiendo lo que ocurría y lo que iba a ocurrir, usted fue reelegido presidente. Por la mitad, supongo, de cada diez de los que hoy hacen cola en las oficinas del paro.

Pero no sólo eso, señor presidente. El paso de imbécil a malvado lo dio usted en otros aspectos que en su partido conocen de sobra, aunque hasta hace poco silbaran mirando a otro lado. Sin el menor respeto por la verdad ni la lealtad, usted mintió y traicionó a todos. Empecinado en sus errores, terco en ignorar la realidad, trituró a los críticos y a los sensatos, destrozando un partido imprescindible para España. Y ahora, cuando se va usted a hacer puñetas, deja un Estado desmantelado, indigente, y tal vez en manos de la derecha conservadora para un par de legislaturas. Con monseñor Rouco y la España negra de mantilla, peineta y agua bendita, que tanto nos había costado meter a empujones en el convento, retirando las bolitas de naftalina, radiante, mientras se frota las manos.

Ojalá la peña se lo recuerde durante el resto de su vida, si tiene los santos huevos de entrar en un bar a tomar ese café que, estoy seguro, sigue sin tener ni puta idea de lo que vale. Usted, señor presidente, ha convertido la mentira en deber patriótico, comprado a los sindicatos, sobornado con claudicaciones infames al nacionalismo más desvergonzado, envilecido la Justicia, penalizado como delito el uso correcto de la lengua española, envenenado la convivencia al utilizar, a falta de ideología propia, viejos rencores históricos como factor de coherencia interna y propaganda pública. Ha sido un gobernante patético, de asombrosa indigencia cultural, incompetente, traidor y embustero hasta el último minuto; pues hasta en lo de irse o no irse mintió también, como en todo. Ha sido el payaso de Europa y la vergüenza del telediario, haciéndonos sonrojar cada vez que aparecía junto a Sarkozy, Merkel y hasta Berlusconi, que ya es el colmo. Con intérprete de por medio, naturalmente. Ni inglés ha sido capaz de aprender, maldita sea su estampa, en estos siete años.

sábado, 13 de agosto de 2011

Siempre las mismas ratas - APR-

En este planeta azul, o del color que tenga ahora, hay gente aficionada a la ornitología, la ictiología y a cosas así. Fulanos que siguen paso a paso la vida social de las mofetas, las costumbres predatorias de la trucha de vivero o el apareamiento de la hiena del Kalahari. Como le dijo el torero al filósofo, hay gente para todo. Yo mismo, sin ir más lejos, también soy aficionado a la zoología. Me gusta observar, y sobre todo confirmar, el comportamiento de las ratas. Consideren si esta afición viene de antiguo, pues ya en 2004, en esta misma página, publiqué un artículo titulado Las ratas cambian de barco. Que lo mismo les interesa. Y les suena:

«En los últimos ocho años, cada vez que abríamos un diario o encendíamos la radio estaban allí, ellos y ellas, empleados en minuciosas tareas de palmeo fino y succión, peones de brega dispuestos a dar unos oportunos capotazos para ayudar al señorito. Lean algunas columnas de periódico, oigan ciertas tertulias radiofónicas y decidan ustedes. Lo chusco es que uno, que fue puta antes que monja, ya conocía a varios de la etapa anterior. Tenía las fotos de esos mismos jetas peloteando con idéntico entusiasmo a los anteriores amos del cotarro. Incombustibles, inasequibles al desaliento y sin cortarse un pelo, en plan muy bueno lo tuyo, ministro, o hay que ver, presidente, está feo que te lo diga, pero eres un hombre providencial. Y encima, guapo. Siempre dije que tú esto y que tú lo otro. A unos cuantos de esos lameculos tuve ocasión de tratarlos un poco durante mi época de reportero, cuando a veces me tocaba la cobertura informativa de un viaje oficial a alguna zona africana o latinoamericana de mi competencia, primero con la Ucedé y luego con el Pesoe. Pasmaba el compadreo, oigan. Las mamadas.

Luego ganó el Pepé -es un decir, porque en esta puta España nunca gana la oposición; pierden los gobiernos-, y todos los sicarios que llevaban acumulados cuatro trienios ganándose el jornal como finos analistas orgánicos decidieron que, con la coartada moral de contribuir al pluralismo democrático del nuevo tinglado, no había problema en integrarse en las tertulias de radio y en los medios informativos copados por los vencedores. Cobrando, claro. Todo lo contrario: allí podrían aportar su granito de arena, su experiencia y su hombría de bien. Y oigan. Tanta dedicación echaron a lo de templar, que ponías la radio o la tele y siempre salían los mismos, con sus lugares comunes, su demagogia inculta y todoterreno, su osadía a la hora de enjuiciar cualquier tema situado en el cielo o la tierra. Y sobre todo, su descarada adulación al poder que les llenaba el pesebre.

La verdad -las cosas como son- es que en momentos como lo del Prestige y la guerra de Iraq todos esos mierdas se ganaron el jornal, adaptándose con pasmosa flexibilidad a cada coyuntura: virtuosos de la contradicción propia sin consecuencias, especialistas en afirmar lo contrario de lo que afirmaban semanas atrás, maestros en echar cortinas de humo con la coletilla: yo siempre sostuve que. Y ojo: no hablo de quienes, por convicción ideológica o por los garbanzos, justifican su salario de honrados mercenarios trabajando para quien les da de comer. Eso lo hace hasta el que aprieta tornillos en la Renault. No. Hablo de los otros. De ciertos impúdicos polivalentes, útiles lo mismo para un cocido que para un estofado. De los trincones golfos que, entre lametones y lametones, viajes en aviones presidenciales y comidas en La Ancha -donde nunca pagan ellos la cuenta- ensañándose con el débil y adulando al poderoso, tienen los santos huevos de manipular y mentir como ratas, mientras se proclaman sin ningún rubor ecuánimes, equilibrados, vírgenes y honorables.

Y claro. Ahí los tienen de nuevo, cogidos a contrapelo e intentando recobrar el paso perdido. Yo no quería, me obligaron, sólo pasaba por allí. Como para echar la pota, oigan. El espectáculo. Pese a lo mucho que llevamos visto en este desgraciado país, todavía asombra el cinismo, la demagogia, el oportunismo con el que esa gentuza se cambia de bando -mi apuesta clara siempre fue Zapatero, la arrogancia del Pepé no podía terminar bien, etcétera- y se dispone a trincar, a costa de sus perspicaces análisis, también durante los próximos cuatro años. ¿Y saben qué les digo? Que ahí estarán: en las mismas tertulias, en las mismas radios, en las mismas teles y en las mismas columnas de los diarios. Diciendo sin despeinarse lo contrario de lo que decían hace un mes, como si los lectores y los oyentes y los teleespectadores fuésemos gilipollas. Que lo somos. A fin de cuentas, mande quien mande, quienes detentan el poder siempre necesitan a los mismos».


Lo mismo les suena la historia, como digo. Así que para qué voy a escribirla otra vez. Si ya lo hice hace siete años.